inexorablemente

11 de diciembre de 2008

En esta noche fria la luna vuelve a inundarlo todo, vuelve a hacer de mi un títere sin voz ni voto, sin voluntad, sin deseos, pues es ella la que habla a través de mi... desde allí arriba, desde su posición dominante, maneja los hilos invisibles, da sentido a las mareas, a los nacimientos, incluso a los lunáticos, a los que da razón...

Pero incluso ella no es nada comparada con lo que nos rodea. Decir insignificante es insuficiente... es menos todavía, es la nada en su primera esencia, el propio vacío de la materia. Con nuestro ego damos significado a la insignificancia... creemos ser el centro del universo, cuando no somos más que restos de pasados lejanos, polvo de estrellas muertas , pasto de la inutilidad.

Solo podemos saber que somos parte de un gran proyecto: el proyecto del universo, cuyo objeto es hallar el sentido de la infinitud... y no somos conscientes de ello. No podemos saber su significado, no tenemos conciencia de lo que ello implica, encontrando así los topes del poder de nuestra razón en alguna clase de agnosticismo impuesto por nuestras propias limitaciones, innatas, ineludibles.

Con esta vana pretensión de inmortalidad desapareceremos como todo lo que desaparece en el universo, sin hacer ruido, sin haber cambiado un ápice del desenlace de la historia, inexorablemente.

2 comentarios:

Peña Asako dijo...

Yo me sabia, algo asi: En esta noche tan fria, yo te presto mi estufa, no tiene cables ni pilas, pero igualmente se enchufa.
:D salu2

Anónimo dijo...

Y saber que, inexorablemente, el ser humano, como ya dijo León Felipe: "no camina más lejos que su llanto"
Gracias por la reflexión...
Un abrazo.