contrastar miradas

13 de septiembre de 2008


Caminando me cruzo con infinidad de miradas que no dicen nada, miradas que solo miran al frente, incapaces de desviarse para contemplar el paisaje... e incluso miradas que solo tienen una visión introspectiva, miradas incapaces de captar un ápice de lo relativamente real, incapaces de contemplar nada que no sean ellas en sí mismas.

Resulta conveniente contrastar miradas de vez en cuando... lo difícil es encontrar la mirada que te haga abrir un poco los ojos. Infinitas son las miradas que no dicen nada, muchas las que a penas me prestan atención, escasas las que se desvían para cruzarse con la mia, y más escasas todavía las que pueden captar el color de mi iris... y prácticamente imposible encontrar alguna que me mire directamente a la pupila.

Pero cuando eso ocurre, parece que todo recobra su sentido. El simple hecho de encontrar esa mirada llena el vacío que deja la búsqueda. Y cuando lo encuentras, al instante sabes que esa mirada tiene algo especial, algo que la hace única y distinta a todo lo que conoces. Algo que te llena, y te deja un nudo en el estómago...

... algo que, por un momento, te hace olvidar lo absurdo de caminar por un camino del que no conoces más que lo que has dejado atrás, sabiendo que caerás antes de encontrar el fin.

(Ilustración de M. C. Escher)

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